Adaptarse (de forma sostenible) o morir: retos de la última milla

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La actualidad trae nuevos retos de la última milla. La sociedad en la que vivimos no es un ente estático, evoluciona y crea nuevos sistemas y mejoras a las que los sectores han de ir adaptándose.

El sector logístico y la distribución urbana de mercancías son ejemplos de la rápida adaptación que es necesaria para ir a la par de las necesidades de la sociedad. Es impensable comparar la última milla de hace 50 años con la actualidad del sector, en la que palabras como microhubs, darkstores, Digital Twins o Blockchain forman parte del día a día.

Hemos llegado a la era del adaptarse (de forma sostenible) o morir

Son muchos los expertos en el área que coinciden en que la última milla tiene dos grandes retos por delante: la sostenibilidad y la colaboración. 

La sostenibilidad se ha convertido en una condición sine qua non para el sector, y más importante aún, para el cliente final que paulatinamente exige que los paquetes que llegan a su puerta hayan realizado ese recorrido de forma totalmente sostenible con el medioambiente.

Retos de la última milla: normativa y colaboración

Fecha clave: 1 de enero de 2023

Pero estos requisitos no vienen solo del cliente final, sino también del Gobierno y de los ayuntamientos de las distintas ciudades que tienen en sus calendarios marcado el 1 de enero de 2023. Es la fecha límite en la que todos aquellos municipios de más de 50.000 habitantes han de tener en perfecto funcionamiento Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) que limiten el acceso al centro de los vehículos más contaminantes.

Esta normativa afecta a las empresas de última milla de dos formas distintas: por un lado han de invertir en su flota de vehículos para poder acceder de forma sostenible al centro de los núcleos urbanos. Por otro lado, han de incrementar la formación de sus empleados para enseñarles las nuevas normativas de acceso, zonas a las que pueden o no entrar y todos los límites asociados a ello.

La colaboración como desafío en la última milla

Uno de los retos de la última milla en el área de la colaboración es otro de los desafíos a tratar. La colaboración ha de existir tanto a nivel horizontal (entre empresas del sector) como a nivel vertical (entre las administraciones públicas y las empresas privadas).

Expertos en el sector denominan esa colaboración horizontal “coopetición”. Esto es, la creación de una colaboración entre empresas competidoras en el sector que les permita aunar fuerzas y seguir manteniéndose a flote entre las nuevas normativas, restricciones e innovaciones medioambientales además de ser más eficientes  para la DUM en general. Llega la hora de buscar sinergias que permitan adaptarse. Como suele decirse, la fuerza del individuo está en el grupo.

Por otro lado está la colaboración entre el sector público y privado.  Como indicó Alfonso López, director general de CITYlogin: “La colaboración público-privada debe ser uno de los ejes para la mejora de la movilidad en el centro de las ciudades”. Las autoridades públicas han de trabajar de la mano de las empresas de distribución y última milla para tener en cuenta todos los problemas y casuísticas que se dan en el día a día y poder buscar así las soluciones que mejor se adapten.

La sostenibilidad no solo ha de ser medioambiental, sino también económicamente viable. Por ello, es necesaria la elaboración de acuerdos de colaboración para llevar a cabo una distribución urbana mucho más sostenible.